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Un 48,2% de los directivos españoles toma decisiones basadas en la intuición

Badenoch + Clark llega a España como la firma de consultoría y selección de ejecutivos del Grupo Adecco presentando un análisis sobre el perfil del directivo español. Según este Barómetro, tener capacidad crítica y alcanzar el equilibrio entre lo que dicen los datos y lo que dicta el instinto es lo que diferencia a un buen líder de los demás. En nuestro país, 8 de cada 10 (83,9%) directivos y managers reconocen que sus decisiones están basadas en el manejo de datos, aunque un 48,2% de ellos también hace referencia al instinto como decisor en algunas medidas.

Nos llama la atención que un concepto tan difuso como el instinto tenga una influencia tan alta en la toma de decisiones entre los directivos españoles. La RAE nos dice que instinto es el «móvil atribuido a un acto, sentimiento, etc., que obedece a una razón profunda, sin que se percate de ello quien lo realiza o siente.»

Tal vez nuestros directivos, al responder a este Barómetro, han pensando en esa razón profunda de la que no son conscientes y eso es intuición.

En el lenguaje popular intuición suele significar con frecuencia presentimiento, pero eso es solo una superstición. Según algunas teorías psicológicas, se llama intuición al conocimiento que no sigue un camino racional para su construcción y formulación, y por lo tanto no puede explicarse o, incluso, verbalizarse. El individuo puede relacionar ese conocimiento o información con experiencias previas, pero por lo general es incapaz de explicar por qué llega a una determinada conclusión o decisión.

La ciencia de la mente intuitiva. El sentimiento de saber

Durante muchos años, los psicólogos han especulado con la teoría de que las percepciones ocurren como resultado de conexiones hechas entre conceptos aprendidos previamente, durante un periodo de incubación en el que a veces sentimos que la solución se está cocinando.
A muchas personas les es familiar el fenómeno «lo tengo en la punta de la lengua»; sentimos que sabemos algo, pero no podemos clarificarlo. Las intuiciones sobre soluciones, el sentimiento de saber, son reportadas frecuentemente, incluso aunque los sujetos no sepan aún cuál puede ser esa solución. Está claro que, durante el viaje hacia una solución, puede ser útil distanciarse temporalmente del problema, relajando el control absoluto de la mente analítica. Las vagas percepciones de coherencia no pueden describirse explícitamente en palabras porque la mente intuitiva «habla» en el lenguaje de las corazonadas y sensaciones.

Las intuiciones son postes indicadores que conducen a la solución.


Por ejemplo, Michael S. Brown, ganador del Premio Nobel de Medicina de 1985, habló sobre el camino que le condujo a descubrir el mecanismo de regulación del colesterol en la sangre humana: «en determinados momentos, casi podíamos sentir que había una mano guiándonos. Íbamos paso por paso y, de algún modo, sabíamos que era el camino correcto. Realmente no puedo explicar cómo lo sabíamos».

La incubación

Las experiencias de grandes científicos e inventores demuestran, de manera inequívoca, que los puntos que unir para resolver un problema ya han sido previamente cargados en la memoria a largo plazo de la persona que debe solucionar el problema; sus intuiciones no son inocentes, sino informadas por un profundo conocimiento y experiencia. Durante el periodo de incubación hay una activación neural inconsciente entre conceptos remotamente relacionados (nodos). Si el nivel de activación entre ellos alcanza un límite, la solución emerge, plenamente formada, en el pensamiento consciente. Y, mientras este proceso está ocurriendo, la intuición informada, en forma de presentimiento, da seguridad y guía a través de la fase preconsciente del descubrimiento.

La formalización de la idea de «incubación» en la creatividad y la percepción puede trazarse hasta 1926, con la publicación de The Art of Thought, del teórico político y psicólogo Graham Wallas (1858-1932), de la London School of Economics.10 Wallas proponía que las soluciones creativas son incubadas de manera preconsciente en una antesala de la mente. En un post anterior ya tratamos la teoría de Wallas y su paralelismo con el «Eureka!» de Arquímedes.

Nos parece muy interesante que los directivos españoles «incuben» sus problemas y reconozcan guiarse por el «instinto«, aunque en realidad sea intuición, pero por otra parte nos intriga por qué en ese 48,2% de las ocasiones no se ha utilizado una metodología para trabajar el proceso de resolución de problemas basado en la intuición, como puede ser el descrito por Wallas.

La intuición es un proceso cognitivo más, no es magia ni superstición y se basa en el trabajo y análisis previo del problema, no en la influencia de las musas. ¿Hablamos?