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Pensamiento crítico: Efecto halo, cuando la belleza nubla la razón

Efecto Halo

El efecto halo se refiere a un sesgo cognitivo por el cual la percepción de un rasgo particular es influida por la percepción de rasgos anteriores en una secuencia de interpretaciones. Por tanto, si nos gusta una persona tendemos a calificarle con características favorables a pesar de que no disponemos de mucha información sobre ella. Este efecto se da en muchos ámbitos de la vida cotidiana. El nombre de efecto halo fue acuñado por Edward L. Thorndike, que describió este fenómeno en su artículo «El error constante en la calificación psicológica». Investigadores posteriores han estudiado este efecto y su relación, en especial, con el atractivo físico dada su relevancia en el sistema educativo, en procesos judiciales, electorales y en marketing.

Thorndike ya había notado este efecto en estudios anteriores, por ejemplo, en 1915 se dio cuenta de que las personas, a la hora de describir rasgos sobre otra persona, estos rasgos están muy correlacionados entre sí: se valoran a las personas con rasgos del mismo nivel, la mayoría son positivos o negativos, en muy pocos casos se daba una combinación de ambos. Fue entonces cuando decidió llevar a cabo un estudio específico sobre este fenómeno ya que constituía un «error constante» a la hora de evaluar a las personas.

Se ha encontrado que el atractivo físico es la variable que más evoca el efecto halo. El atractivo físico da a las personas una información medible sobre el efecto halo, y son algunas características del atractivo físico las que mejor evocan este efecto. Son estos rasgos específicos los que nos hacen juzgar la personalidad de un individuo. Son muchos estos rasgos específicos (por ejemplo, el color de los ojos, color del cabello, peso…).

Por ejemplo, alguien que es percibido como atractivo, debido a una parte de sus rasgos físicos, también será percibido en gran medida como generoso o inteligente. El rol del atractivo en la evocación del efecto halo ha sido respaldado por muchos estudios. Un estudio reciente, por ejemplo, reveló que el atractivo puede afectar a la percepción que tenemos sobre la vida de esa persona, su éxito y su personalidad. En este estudio, el atractivo estaba correlacionado con el peso. Las personas percibidas como atractivas eran evaluadas como más amistosas y honestas.

En un estudio realizado por Dion y Berscheid en 1972, reclutaron a 60 estudiantes de la universidad de Minnesota, la mitad hombres y la mitad mujeres. A cada uno de los sujetos se le mostró 3 fotos: una persona claramente atractiva, una persona media, y una persona inatractiva. Los estudiantes juzgaron cada foto señalando entre 27 rasgos de personalidad (incluyendo altruismo, asertividad, estabilidad, emocionalidad, confianza, honestidad, extraversión, bondad, y promiscuidad sexual). También se les pidió que dijeran la media de felicidad que cada persona de las fotos tenía en el resto de áreas de su vida, y el estatus socioeconómico.

Los resultados mostraron que la mayoría de estudiantes juzgaron a la persona atractiva con rasgos exageradamente positivos y escogieron los rasgos de personalidad más deseables que al resto de fotos. Consideraron que las personas atractivas son más felices, tienen mejores familias, mejor estatus social y económico comparado con las poco atractivas.

El efecto halo está involucrado en la teoría de la personalidad implícita de Harold Kelly’s, donde los primeros rasgos que reconocemos en los demás influyen en nuestra percepciones de posteriores interpretación a causa de nuestras expectativas. Las personas atractivas son a menudo juzgadas por tener una personalidad más deseable y más habilidades que una persona de apariencia promedio. Así, vemos que las celebridades son usadas para promocionar productos donde ellos no tienen experiencia actual en evaluarlos, y con el que incluso pueden no tener ninguna afiliación previa.

En un estudio llevado a cabo por Landy y Sigall en 1974 mostraron a un grupo de estudiantes un texto muy mal escrito. Se les mostró la foto de una mujer y se les dijo que es la autora de los textos. Entonces se les pidió que evaluaran la calidad del texto en una escala del 1 al 9.

Cuando la foto era de una mujer atractiva, la nota media fue de 5,2 mientras que cuando la mujer no era atractiva la nota media fue de 2,7. Se usó una foto neutral y la nota media fue de 4,7.

Efecto político

En un estudio reciente de Verhulst (2010) encontró que las personas atractivas y familiares tienen mayor facilidad para acceder a un puesto de liderazgo.

En dicho estudio se mostró a un grupo de personas fotos de caras desconocidas y se les pidió que juzgaran quién ganaría unas elecciones. También se consideraba que las personas más atractivas tienen mayor conocimiento político que las menos atractivas.

En el año 1977, los psicólogos sociales Richard Nisbett y Timothy Wilson demostraron en un estudio que no somos conscientes de la influencia del efecto halo sobre nuestros juicios. En su investigación, el grupo de participantes que vio el vídeo de un ponente con una actitud fría y arisca, valoró mucho peor otros atributos independientes de su comportamiento como el atractivo físico, la gestualidad y el acento que el grupo que vio el vídeo del mismo ponente con una actitud amistosa y cercana. Cuando posteriormente se entrevistó a los participantes y se les planteó la posibilidad de que su afecto o aversión hacia el ponente hubieran afectado sus puntuaciones, la mayor parte lo negó y afirmó que su juicio había sido independiente.