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Pensamiento sistémico: analizando la complejidad

Diferencias básicas entre el pensamiento lineal y el pensamiento sistémico

El pensamiento lineal lógico tiende a ver líneas rectas, consecuencias simples de causa y efecto, limitadas en tiempo y en espacio, en lugar de factores que se influyen mutuamente. El pensamiento sistémico es un pensamiento en círculos, en bucles de realimentación.
Senge describe uno de los ejemplos más claros de la necesidad de un pensamiento sistémico: la carrera armamentista de los Estados Unidos y la Unión Soviética.
Mientras el mundo observaba impotente durante cuarenta años, las dos potencias más poderosas del mundo se lanzaron a una carrera para ver quién llegaba antes a donde nadie quería llegar. Esta carrera afectó a la economía de los Estados Unidos y devastó la economía soviética. Ha perturbado a sucesivos gobiernos y aterrado a dos generaciones de
ciudadanos del mundo.
La raíz de la carrera armamentista no se encuentra en ideologías políticas rivales, ni en las armas nucleares, sino en un modo de pensar compartido por ambos bandos. El establishment norteamericano, por ejemplo, tenía una perspectiva de la carrera armamentista que, esencialmente, se
asemeja a lo siguiente:

ARMAS SOVIÉTICAS > AMENAZA PARA EE.UU. > NECESIDAD DE CONSTRUIR ARMAS EN EE.UU

Al mismo tiempo, los líderes soviéticos tenían una visión
de la carrera armamentista parecida a esta:

ARMAS NORTEAMERICANAS> AMENAZA PARA LA URSS> NECESIDAD DE CONSTRUIR ARMAS SOVIÉTICAS

Desde la perspectiva americana, los soviéticos eran los agresores, y la expansión en armas nucleares era una respuesta defensiva a la amenaza soviética. Desde la perspectiva soviética, el agresor era Estados Unidos, y la
expansión soviética en armas nucleares era una respuesta defensiva a la amenaza americana.
Pero las dos líneas rectas forman un círculo. Las perspectivas individuales, “lineales” y asistémicas de ambas naciones interactúan para crear un “sistema”, un conjunto de variables que se influyen mutuamente:

La perspectiva sistémica de la carrera armamentista muestra un ciclo perpetuo de agresión. Es lo que se conoce en pensamiento sistémico como «bucle de refuerzo». Estados Unidos responde a una presunta amenaza para los norteamericanos construyendo más armas, lo cual aumenta la amenaza para los soviéticos, lo cual produce más armas soviéticas, lo cual aumenta la amenaza para los Estados Unidos, lo cual conduce a más armas norteamericanas, lo cual aumenta la amenaza para los soviéticos… El ciclo es interminable. Desde sus perspectivas individuales, ambos bandos alcanzan su meta de corto plazo. Ambos bandos responden a una presunta amenaza. Pero sus actos terminan por crear el resultado contrario en el largo plazo: el aumento de la amenaza. Aquí, como en muchos sistemas, hacer lo obvio no produce el resultado obvio y deseado. El resultado de largo plazo de los esfuerzos de ambos bandos por ganar mayor seguridad consiste en mayor inseguridad para todos, con una cantidad de armas nucleares almacenadas que equivalen a diez mil veces el poder de fuego total de la Segunda Guerra Mundial.

Complejidad de detalle y Complejidad dinámica

Durante años, ni la URSS ni los Estados Unidos dieron con una perspectiva sistémica, a pesar de la abundancia de “analistas de sistemas”, sofisticados análisis de ambos arsenales y complejas simulaciones por ordenador donde se representaban escenarios bélicos de ataque y contraataque. ¿Por qué estas herramientas destinadas a afrontar la complejidad no nos capacitaron para escapar de la ilógica de la carrera armamentista?
La respuesta radica en la misma razón por la cual herramientas sofisticadas de pronóstico y análisis, así como elegantes planes estratégicos (incluiría aquí a los planes terapéuticos), a menudo fracasan en el intento de generar
mejoras rápidas. Están diseñadas para manipular la complejidad donde hay muchas variables: complejidad en los detalles. Pero hay dos tipos de complejidad. El segundo tipo es la complejidad dinámica, situaciones donde la causa y el efecto son sutiles, y donde los efectos de la intervención a través del tiempo no son obvios. El pronóstico, la planificación y los métodos analíticos convencionales no están preparados para afrontar la complejidad dinámica. La mezcla de muchos ingredientes en un guisado, un conjunto complejo de instrucciones para ensamblar una máquina o el inventario de una tienda suponen complejidad dinámica. Pero ninguna de estas situaciones es específicamente compleja en términos
dinámicos.

  • Cuando la misma acción tiene efectos drásticamente distintos a corto y a largo plazo, hay complejidad dinámica.
  • Cuando una acción tiene un conjunto de consecuencias locales y otro conjunto de consecuencias distintas en otra parte del sistema, hay complejidad dinámica.
  • Cuando las intervenciones obvias producen consecuencias no obvias, hay complejidad dinámica.

La mayoría de los “análisis de sistemas”, lamentablemente, se concentran en la complejidad de detalles, no en la complejidad dinámica. Las simulaciones con miles de variables y complejos despliegues de detalles nos impiden ver patrones e interrelaciones.

Para la mayoría de la gente, el “pensamiento sistémico” significa “combatir la complejidad con la complejidad”, diseñando soluciones cada vez más “complejas” (“detalladas” es la palabra apropiada) para problemas cada vez más “complejos”. Esta es la antítesis del genuino pensamiento sistémico. Es preciso ver las pausas entre actos y consecuencias, los patrones de cambio, no solo las “instantáneas”, como en una escalada continua. La esencia del
pensamiento sistémico radica en un cambio de enfoque
:

  • Ver interrelaciones en vez de las concatenaciones lineales de causa-efecto.
  • Ver procesos de cambio en vez de “imágenes congeladas”.

¿Qué es un sistema?

Un sistema es un conjunto de elementos que interactúan en forma dinámica y están organizados respecto de una finalidad. Un conjunto de elementos interrelacionados considerado relevante por un observador.

En un sistema, el todo es más que la simple suma de las partes, porque éstas están vinculadas de una forma en particular. Esos vínculos forman parte del sistema de manera que si se modifican, cambia todo el sistema.
Un sistema es una entidad cuya existencia y funciones se mantienen como un todo por la interacción entre las partes que lo integran. Es un conjunto de partes que funcionan como una sola entidad. Dentro del cuerpo humano, por ejemplo, encontramos el sistema digestivo, el sistema inmunitario, el
sistema nervioso, el sistema circulatorio… Podemos estudiar cada uno de estos sistemas por separado y, a continuación, ver cómo funcionan en el conjunto del sistema global del cuerpo.

El pensamiento sistémico contempla tanto el todo como las partes, así como las conexiones entre las partes, y estudia el todo para comprender mejor las partes. Es lo opuesto al reduccionismo, es decir, la idea de que algo es simplemente la suma de sus partes. Una serie de partes que no están conectadas no es un sistema, es sencillamente un montón de cosas.
Hay sistemas simples, como un termostato, y hay sistemas complejos como el cuerpo humano, una relación entre dos personas, una familia, una comunidad, una planta, un bosque, un ecosistema, una empresa, una doctrina. Somos un sistema, compuestos por muchos sistemas y estamos rodeados por sistemas.

Los problemas complejos deben ser analizados y tratados como sistemas complejos. Esa es la clave de la resolución de problemas complejos.