En una reciente entrevista concedida a la BBC, Juan Luis Arsuaga, paleontólogo español, premio Príncipe de Asturias y uno de los mayores expertos del mundo en la evolución de nuestra especie, llama a utilizar la razón para solucionar los problemas que plantea la actual pandemia y a evitar el pensamiento mágico, incluso cuando éste se refiere a la omnipotencia de la ciencia.
Durante esta entrevista, Arsuaga, nos deja unas cuantas perlas para reflexionar y una me ha llamado especialmente la atención:
«La definición de vida más acertada que yo conozco es una de Karl Popper: ‘All life is problem solving‘. Los minerales no tienen problemas, los muertos tampoco. La vida es resolver problemas.»
Ciertamente, el filósofo austríaco Karl Popper (1902-1994), declaró que la vida es Problem Solving y que no se pueden evitar los errores, pero esos mismos errores son los que nos ayudan a aprender, por lo que nunca deberíamos avergonzarnos de cometerlos. Cuantos más errores cometemos más oportunidades tenemos de aprender.
Si aplicamos estas citas de estos dos eminentes científicos a la situación actual de pandemia provocada por el COVID-19 y nos fijamos en la forma de afrontar el problema de los distintos gobernantes podemos llegar a varias conclusiones preocupantes:
- Se improvisa para atajar los síntomas mientras se delega en un ente difuso llamado «ciencia» la responsabilidad de la resolución del problema. El problema parece no tener propietario y eso siempre dificulta encontrar la solución.
- No se reconocen los errores y, por lo tanto, se desperdicia el potencial aprendizaje que de ellos se derivaría. Al contrario de lo expuesto por Popper, se considera una debilidad reconocer que se han cometido errores. No aprendemos.
- Todos los actores involucrados en un problema deben recibir información veraz y actualizada sobre el mismo. Sin edulcorar, como está ocurriendo en España, por ejemplo. Si se desconoce la gravedad de la situación, la respuesta nunca podrá ser la adecuada.
- Las acciones orientadas a paliar los efectos de la pandemia son concebidas con sesgos ideológicos. No se priorizan objetivamente los recursos y las acciones.
- Algunos de los principales dirigentes son víctimas del Efecto Dunning-Kruger, por el cual los individuos con escasa habilidad o conocimientos sufren de un sentimiento de superioridad ilusorio, considerándose más inteligentes que otras personas más preparadas, midiendo incorrectamente su habilidad por encima de lo real.
De lo expuesto anteriormente podríamos extraer un interesante aprendizaje para enfrentarnos al siguiente gran problema: la recesión económica, siempre y cuando sepamos aprender de nuestros errores.
Para terminar, me gustaría citar de nuevo a Arsuaga cuando dice que: «El pesimista no hace nada. Es un egoísta que se justifica. Un egoísta que utiliza el pesimismo como coartada para no hacer nada. El optimista es el que cambia las cosas. El pesimista no cambia nada. «